RUTA 1 / DÍA 4
Guerrero Negro es la salina o productora de sal más grande del mundo, una empresa creada por la asociación del gobierno mexicano con 51 por ciento y la empresa japonesa Mitsubishi con 49 por ciento; una gran parte de la población está, de una u otra forma, relacionada con este gran complejo.
Al llegar, establecimos contacto con el administrador, quien nos pidió que esperáramos un tiempo porque, como habíamos llegado tarde, se les había complicado el itinerario, esto nos dio oportunidad de ir a visitar los alrededores, donde encontramos cosas tan singulares como unas grandes aves que, asombrosamente, hacen sus nidos en la parte alta de los pocos postes que hay en aquellos amplios terrenos, que la sal mantiene inertes. Una vez más la naturaleza conquista a la adversidad.
Al volver a las oficinas, nos designaron un guía, quien nos llevó, con las motos y la camioneta, a todas las zonas donde se efectúan los procesos para la fabricación de sal; comenzamos en las áreas que se inundan con agua marina, en donde vimos trabajando equipos de varios contenedores de 32 toneladas cada uno, jalados por camiones de varios pisos de altura, vehículos imponentes, impresionantes que rompen la corteza de la tierra para llevar a la siguiente fase la preciada sal, la misma sal que a lo largo de la historia del hombre ha sido utilizada como moneda y compensación.
Cuánto orgullo encontramos en los trabajadores, cuán bien hablan de su trabajo y de su empresa, qué bien, y qué bueno que hay empresas de clase mundial, que hacen cosas y las hacen bien. Terminó la visita, cunado vimos cómo embarcan la sal en grandes cargueros, casi destruidos por la acción corrosiva de la sal, en los que la envían para su envase a la isla Cedros, también propiedad o concesión de la salina.
Cuál habrá sido nuestra sorpresa, cuando la compañía nos recibió en una forma tan cordial, y con gran hospitalidad, nos ofreció el darnos, asilo, proveernos de techo y alimento.
Pusieron a nuestra disposición una casa que utilizan para recibir huéspedes extranjeros, en la que cuentan con servicio de restaurante, ¡Qué maravilla!, muchos cuartos, perfectamente preparados, nada de lujo ni excesos, todo limpio, práctico, eficiente, cómodo. El personal, acostumbrado a recibir forasteros, está siempre atento en cada detalle. De fácil palabra, todos llegaron hace algunos años, han forjado esta ciudad a fuerza de trabajo y ganas.
Aprovechamos para quitarnos la sal, lavar las motos a fondo, reorganizar nuestro equipo, descansar un rato, y como siempre, concertar algunas entrevistas para profundizar nuestras sensaciones o conocer algún personaje interesante.
No faltó algún partido de pool y a la mañana siguiente, nos topamos con el problema de que faltaban permisos importantes para poder visitar o grabar en ciertos lugares, que consideramos de gran importancia para la difusión de nuestro acervo cultural (debo hacer un paréntesis para mencionar que las autoridades en todos los niveles han sido totalmente ajenas a este proyecto, absolutamente ninguna autoridad federal, estatal o municipal, en su papel de funcionarios o servidores públicos, ha aportado absolutamente nada para la realización de Rodando X México, de hecho ha habido algunos que directamente han causado o generado problemas, además de costos fuera de contexto y absolutamente desmesurados.
Es dolorosa la falta de interés, de compromiso y de nacionalismo de los funcionarios, quienes al obtener su patente de corso, ya sólo en explotar su puesto piensan, llevando al ridículo su posición y causándole a México un daño imposible de estimar o medir).