RUTA 1 / DÍA 5
Después de algunas llamadas, logramos definir cuáles eran las pinturas rupestres que podríamos visitar: gracias a nuestro propio presupuesto y a la intención de gastarlo en documentar el valor cultural de México, fue necesario pagar más de $ 8,000.00 pesos para poder ir a filmar algo que es de todos los mexicanos, y claro como se lo podrán imaginar, el gobierno, beneficiario de este dinero, no hizo nada, no facilitó nada, ni aportó nada. Nuestra idea era visitar varios sitios, el monto de lo que había que pagar por concepto de derechos era tan alto que hubiera sido más barato ir a filmar al Cañón del Colorado, EUA.
Nos encaminamos a la Sierra de San Francisco, zona montañosa bastante inaccesible en la cual tuvimos que hacer off road, con la gran felicidad de Paco, expectación de Squash y disimulado pánico de un servidor; por supuesto que al tratar de pararme para fotografiar y grabar el paso de las otras motocicletas, en una zona completamente plana y recta, sufrí lo que afortunadamente fue el único accidente de toda la expedición, una caída ridícula y vergonzosa, que quedo completamente documentada por la cámara del casco y que aun cuando no causó demasiados daños, vapuleó mi ego y autoestima como si me hubiera despeñado por algún desfiladero.
Finalmente, llegamos al sitio en que los guías nos esperaban para mostrarnos la Cueva del Ratón, llena de pinturas rupestres en colores rojos y negros, llenas de historia y orgullo para quienes las usufructúan.
Los anónimos muralistas plasmaron figuras humanas, venados, borregos cimarrones y liebres; también hay ornamentos geométricos en rojo y negro. Existe asimismo un puma, al que tal vez los primeros visitantes confundieron con un ratón. Entre otros sitios con datos sobre la cueva, pueden consultarse los siguientes: www.cdtravel.net, www.mexicodesconocido.com.mx, www.kuyima.com
Personaje interesante: el guía, con un acento extraño y un hablar cantadito que si lo hablan entre varios lugareños, es casi imposible de seguir, y peor aún de entender.
Nos fuimos a dormir al Hostal Buenaventura, con sus cabañas eco turísticas que nos salvaron de un frío muy crudo: las administra y coordina la propia gente del lugar, gente sencilla, que da cuanto tiene y todo lo comparte; estos lugareños nos hicieron de cenar y nos comentaron que la zona vive del ganado caprino del que obtienen desde la piel para hacer los zapatos artesanales de la región, las cómodas teguas de origen pima, hasta queso, carne y demás.
Este pequeño desarrollo eco turístico se construyó en el año 2003 gracias al apoyo de la Cooperación Española para la Conservación de la biodiversidad en Iberoamérica (ARAUCARIA) quienes nombraron originalmente a la construcción como “Albergue Eco turístico de la Sierra San Francisco” sin embargo, se le conoce como Hostal Buenaventura en honor a Buenaventura Arce, fundador del Rancho San Francisco de la Sierra. Sus cabañas son de piedra, con techo de paja. Las ganancias se destinan al mejoramiento de la comunidad. Puede conocerse en el sitio
Dentro de este espacio austero y natural, lo magnífico fue tener energía eléctrica para recargar pilas y demás accesorios necesarios para los siguientes días, en los que nos internaríamos en profundas cañadas y no tendríamos ninguna de esas posibilidades, que la vida moderna, fácil y cómoda, nos ha hecho considerar imprescindibles.
La noche estrellada, nos hizo recordar lo pequeños que somos, lo impresionante que es el cielo y lo poco que lo volteamos a ver. Qué magnífico espectáculo: todas las civilizaciones, todas las culturas, todas las épocas y todos los seres lo han visto, y en esa noche, era sólo para nosotros.